viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Info Gral | 17 oct 2020

La UTTA abordó “El Trabajo en la Industria Hípica en tiempos de Covid-19”


La Unión de Trabajadores del Turf y Afines (UTTA), el gremio que conduce Carlos Felice, abordó “El Trabajo en la Industria Hípica en tiempos de Covid-19” en el marco de un encuentro que se desarrolló este jueves por videoconferencia. El gremio organizó la actividad en el marco de “su política habitual de enfocarse en la formación, pensando en aportar soluciones a la comunidad, promover el desarrollo y proteger a las personas ligadas a la actividad”. El veterinario Abel Bacigalupe, quien trabaja con caballos deportivos desde 1991 y es docente de la Facultad de Veterinaria, lideró el didáctico encuentro en el aula online marcando las claves de este particular contexto, informó el sindicato. En ese marco, el progesional abordó: “En pandemia, con y sin carreras. Cómo estábamos antes del coronavirus, las restricciones que surgieron, las excepciones que hubo, cómo se continuó y aquellos consejos útiles para salir adelante”. La charla también trató “el vértice que encierra a la actividad, con la sanidad y la economía” y además “hizo hincapié en la columna vertebral: El equipo y el esfuerzo, que implica tiempo, trabajo o dinero”. Bacigalupe recordó que “el 20 de marzo llegaron las restricciones en todo el país y se modificaron los regímenes de entrenamiento y alimenticio para los caballos”. Desde entonces, algunos hipódromos tardaron cinco meses en abrir, otros un poco más y muchos continúan sin competencia. “Al principio se entrenaba sin saber cuándo se iba a correr y eso generaba lesiones. Tuvimos que empezar a convivir con la incertidumbre”, explicó el profesional, y agregó: “¿Dónde estamos parados? Vamos a seguir con las nuevas costumbres por un tiempo no determinado y con los requerimientos, permisos y protocolos actuales”. Al respecto, el veterinario explicó: “Los trastornos que puedan tener los caballos mientras no compiten están relacionados a los que tengan las personas que trabajan con él, pero no se van a enfermar. Aquellos estabulados en un centro hípico cambiaron o cambian su carácter porque el animal siempre está en estado de alerta y detecta el nivel de stress, que lo libera compitiendo. Si le bajan las defensas pueden surgir lesiones, principalmente desgarros”. En cuanto a la importancia del ejercicio y la alimentación, el disertante manifestó: “En tiempos como el que nos toca pasar, es importante para el caballo hacer ejercicios para liberar el stress, desde el vareo o que se revuelquen en la tierra hasta escuchar música o generar vínculos con otros caballos”. “Hay que tratarlos suave, no pasarles el stress. Es bueno acercarles algo de azúcar, una manzana o una golosina. Con las restricciones de horarios y de personal, seguramente extrañaron a quienes interactuaban con ellos normalmente”, indicó Bacigalupe. En el mismo sentido, el profesional expuso: “Si se baja el nivel de ejercicio, se baja la alimentación. En el campo, por ejemplo, le alcanza con el pasto. En el stud ya depende de cada propietario o entrenador, pero es saludable darles una cantidad de granos de acuerdo a la exigencia en el vareo”. “Lo que no se puede descuidar es el agua, que va a estar entre 20 y 40 litros por día. La hidratación es muy importante”, contextualizó el veterinario. Ante la situación, el disertante remarcó: “Lo importante para volver a competir luego de tanto tiempo es planificar para evitar que sea una invitación al desastre. Ir aumentando gradualmente la ración hasta llegar a la que era normal. Eso ayuda a evitar infosuras, cólicos, desgarros, roturas de tendones, cuerdas saltadas... Son las patologías más frecuentes”. “Es mejor reiniciar la preparación con un animal flaco y que luego engorde a que esté con sobrepeso y haya que bajar luego. Y chequear, claro, el estado de salud, atentos a los signos de fatiga. Precalentar siempre es vital. El calendario tiene que ser una guía y no una obligación para competir”, precisó. En el marco de su disertación, el profesional llamó a sostener “el aprendizaje de las precauciones” con un abanico que trasciende al animal. “Se trata de cuidar a los caballos, pero también a las personas que trabajan y a la actividad. Por eso importa generar un plan de trabajo coherente y realista, manteniendo los hábitos, la calma y la sanidad”, resaltó.                                                                                      
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