La pandemia pasará —esperemos que muy pronto—y será momento de evaluar en el marco temporal sus consecuencias producto del confinamiento y la virtualidad educativa en los alumnos. Sin embargo, debemos encontrar una salida, dejando de lado la política partidaria, para el mal endémico del paro docente que detenga el espiral de pobreza y falta de futuro al que han sometido a nuestra sociedad. Es esencial que los sindicatos docentes estemos a la altura del rol que debemos ocupar: la función social, fundadora de nuestra actividad y que incluya a todos los actores. Trabajadores, padres, y chicos al servicio de la educación.
Desde SEducA siempre trabajaremos por una mejor calidad educativa, y por eso queremos ser parte de la solución. Visibilizar esta problemática es apenas un pequeño primer paso, dentro de las múltiples acciones que debemos tomar. Sin embargo, es menester advertir que, si el poder político en conjunto con los gremios docentes hegemónicos que funcionan a su par y la comunidad educativa en su totalidad no se comprometen a cambiar la historia, lamentablemente estaremos destinados a repetirla una y otra vez. Es momento de que entendamos que aplicar las fórmulas viejas y conocidas no siempre acarrean buenos resultados, y que tener un pensamiento multidimensional que permita abarcar nuevos horizontes no es necesariamente algo malo.
Debemos encontrar un equilibrio entre el bienestar del Docente y el bienestar de los alumnos y la comunidad educativa en general. Esto constituye, en definitiva, una relación intersubjetiva que no podría existir sin alguna de las partes. Asimismo, la jerarquización de la labor docente nunca podrá alcanzar un nivel aún mayor en un contexto de pobreza, desigualdad y bajo nivel formativo en general. Es necesario un cambio de paradigma que alimente una sintonía saludable entre las partes, que apueste a la construcción de un mejor sistema educativo, y no a la perpetuidad de su estado actual.