viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Info Gral | 2 abr 2018

2 de Abril: “Nuestros fantasmas y nuestras posibilidades”


La declaración de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra), ante la conmemoración este 2 de Abril del  Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas: El recordatorio del 2 de abril de 1982 suscita la encrespadura de las mejores intenciones de nuestra sensibilidad. Y cuando la sensibilidad queda desnuda, a flor de piel, la razón corre peligro de entrar a un paréntesis que nunca es beneficioso, porque el 2 de abril exige respuestas más amplias y menos concesivas que aquellas que pueden darnos la emoción o la nostalgia. Desde el 14 de junio de 1982, cuando el ex general Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición en Puerto Argentino, las preguntas sobre qué clase de defensa nacional tenemos (y cuál necesitamos) siguen esperando respuestas de los responsables de darlas. A pesar de eso, o tal vez por eso mismo, deberíamos madurar, como trabajadores y argentinos, nuestras propias respuestas en torno a Malvinas y a todo lo que convoca Malvinas. Ahí tenemos al Ara San Juan y la tenaz trama de ineptitudes y ocultamientos, que lo hunde aún más en el océano. Otra vez los medios de comunicación masiva nos hablan de «héroes» para que la sublimación de las víctimas reemplace a su realidad concreta. Los «héroes» son menos problemáticos que la gente real. Es la misma lógica de funcionamiento de 1982, con su inversión de sentidos y el «vamos ganando». Ahí tenemos la caída del proyecto del mísil Cóndor II, en septiembre de 1990, respuesta del entonces presidente Menem a las presiones que EEUU realizaba vía su embajador Terence Todman. Lo que ha significado la imposibilidad final de que nuestro país contara con un misil de alcance estimado de 1200 kilómetros. Ahí tenemos, como hito inverso a la desactivación del proyecto del misil Cóndor durante la presidencia de Carlos Menem, el armado y lanzamiento del ARSAT 1, nacido de una iniciativa de Néstor Carlos Kirchner y lanzado bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner el 16 de octubre de 2015 con una vida útil de 15 años. Que no es un misil, pero cuya tecnología de lanzamiento poco difiere de la de un misil. Ahí tenemos los despidos actuales en el CONICET (que incluyen a trabajadores relacionados al ARSAT 1) y la virtual paralización de ARSAT 2 y ARSAT 3, como hito inverso a la puesta en órbita del ARSAT 1. Es la lógica (sistémica, rapaz) neoliberal, achicar los estados, empobrecer a las naciones y enriquecer a las corporaciones, es la práctica que reaparece para que nada se mantenga en la defensa nacional, para que todo en ella se desmorone y el objetivo jamás sea alcanzado. Ahí tenemos el dato siniestro del que poco o nada se habla: la cantidad de caídos en combate ya había sido ampliamente superada en el 2006 por la cantidad de suicidios de ex combatientes. No existen cifras oficiales de los suicidios, pero los centros de veteranos dicen tener actualmente estadísticas que oscilan desde 2000 a 3500 suicidados. En la guerra, según cifras oficiales, cayeron 649 (323 en el hundimiento del General Belgrano y 326 en el archipiélago) de los 23.428 que participaron. Los suicidios habrían ya pasado el 10 % del total de combatientes. Ahí tenemos a los ex combatientes en este 2018 recortados por la «reforma previsional». Casi ni se habló de ellos durante el debate parlamentario. Son sacralizados en los discursos y convidados de piedra cuando hay que tratarlos como ciudadanos, son el molesto y oscuro lado b de la Historia. Ahí tenemos vastos territorios de nuestro sur en manos extranjeras, con la dudosa (¿hasta cuándo?) muerte de Santiago Maldonado y el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel y la demonización de los mapuches, que son una nación que forma parte del colectivo plurinacional que somos, que siempre, pese a la «conquista del desierto», fuimos. Otra vez los enemigos internos, como si la aplicación de la doctrina de la seguridad de la dictadura cívico militar que provocó 30.000 desaparecidos no hubiera sido suficiente desastre. Ahí tenemos los milagreros racistas que nos recomiendan, en horario prime time de la tv privatizada, que de una vez por todas deberíamos resolver la dicotomía entre la Civilización y la Barbarie. Habría que recordarles que ya sabemos que no existe un solo documento sobre la civilización que no sea, al mismo tiempo, una crónica sobre la barbarie, y que ellos mismos son la crónica más exacta de la barbarie de estos días. Los gobiernos pasan, pero la tradición liberal que predomina en nuestra educación y en nuestra cultura sigue ignorando a los precursores de la defensa y el desarrollo nacional como Baldrich, Mosconi o Savio. Hay generaciones que no saben de qué ni de quiénes se les está hablando cuando se los nombra. Sin desarrollo nacional no hay defensa ni soberanía nacional. Es una verdad de Perogrullo, pero debemos reconocer, mal que nos pese, que vivimos tiempos de Perogrullo. La Historia es más que un relato que nos contamos para rendir tributo y sentir el peso de lo que creemos que alguna vez fue: es un campo para enfrentarse con tabúes y fantasmas y controversias, donde es posible rearmar todas aquellas cosas que nos ocultaron y todas aquellas interpretaciones que todavía no han cuajado para transformar nuestra realidad. Por eso, para reconstruir un sentido histórico de la soberanía nacional, en el que la causa Malvinas es un capítulo insoslayable pero no el único, deberíamos empezar por atender a que el presente nunca está completo, y que el pasado, casi siempre, ni siquiera ha pasado.   Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina.                          
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