jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1968

Docentes | 29 jul 2021

SEducA: “Debemos encontrar una salida, dejando de lado la política partidaria”


Si hay algo en el transcurso de la pandemia de Covid-19 que aún al día de hoy transitamos es que se ha puesto de manifiesto la relevancia de la educación en todos sus niveles. La escuela se instaló en las casas de miles de familias, lo que permitió ahondar en un vínculo que hasta entonces se mantenía separado: el de la familia y las escuelas. Esto nos permitió comprender la importancia del rol docente en la formación de chicos y chicas de todas las edades, áreas y niveles, y, sobre todo, el impacto inobjetable que tienen los vínculos dentro de las aulas, dentro de las escuelas. El debate en el que derivó fue, naturalmente, el de “presencialidad sí o presencialidad no”. Un debate que, con el correr del tiempo y la perpetuidad de las aulas cerradas, dejó ver la necesidad de mantener las escuelas abiertas, por los chicos, su formación y nuestro futuro. Desde SEducA, a mediados del año 2020 comenzamos a trabajar con las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires para conformar un protocolo fiable, aplicable y constructivo que permita, junto con el monitoreo activo de las condiciones laborales y la situación epidemiológica vigente, sostener la presencialidad como lo hacemos al día de hoy, acompañado por el esfuerzo significativo de la campaña de vacunación docente que ya cubre al 100% de personal docente y no docente de la Ciudad. Esto no fue más que el resultado de un espíritu constructivo y común de defender la educación, y hoy estamos orgullosos de su aplicación, su viabilidad y sus resultados en cuanto los chicos tienen la contención necesaria, se dan los vínculos establecidos al interior de la comunidad y, fundamentalmente, aprenden, dado que están en su lugar natural —tanto docentes como alumnos—: la Escuela. Este debate toma mayor relevancia al ponerlo en un contexto que, en este caso, resulta adverso: en nuestro país hace 25 años —y sistemáticamente— el sistema educativo en su conjunto y con la complicidad de múltiples actores sufre un deterioro gravísimo que tiene indicadores alarmantes y aberrantes. Desde el retorno a la democracia, nuestro país sufrió más de mil paros docentes  que pusieron en jaque la educación y nuestro futuro en todas las provincias, a lo largo y ancho de nuestro país por igual, y es algo que sufrieron, sufren y sufrirán nuevas generaciones, condenadas a un hiato cuya evidencia indica que empeorarán sus resultados laborales, cognitivos y educativos a futuro. Un estudio de Jaume y Willén, dedicado a analizar esta problemática, detecta que en nuestro país se vive “una declinación en los salarios por hora, un aumento del desempleo, un aumento de la probabilidad de no encontrar trabajo o no proseguir los estudios y una declinación en los niveles de habilidad de las ocupaciones elegidas”, entre una de las muchas problemáticas, producto de los paros docentes. seduca-gremio La pandemia pasará —esperemos que muy pronto—y será momento de evaluar en el marco temporal sus consecuencias producto del confinamiento y la virtualidad educativa en los alumnos. Sin embargo, debemos encontrar una salida, dejando de lado la política partidaria, para el mal endémico del paro docente que detenga el espiral de pobreza y falta de futuro al que han sometido a nuestra sociedad. Es esencial que los sindicatos docentes estemos a la altura del rol que debemos ocupar: la función social, fundadora de nuestra actividad y que incluya a todos los actores. Trabajadores, padres, y chicos al servicio de la educación. Desde SEducA siempre trabajaremos por una mejor calidad educativa, y por eso queremos ser parte de la solución. Visibilizar esta problemática es apenas un pequeño primer paso, dentro de las múltiples acciones que debemos tomar. Sin embargo, es menester advertir que, si el poder político en conjunto con los gremios docentes hegemónicos que funcionan a su par y la comunidad educativa en su totalidad no se comprometen a cambiar la historia, lamentablemente estaremos destinados a repetirla una y otra vez. Es momento de que entendamos que aplicar las fórmulas viejas y conocidas no siempre acarrean buenos resultados, y que tener un pensamiento multidimensional que permita abarcar nuevos horizontes no es necesariamente algo malo. Debemos encontrar un equilibrio entre el bienestar del Docente y el bienestar de los alumnos y la comunidad educativa en general. Esto constituye, en definitiva, una relación intersubjetiva que no podría existir sin alguna de las partes. Asimismo, la jerarquización de la labor docente nunca podrá alcanzar un nivel aún mayor en un contexto de pobreza, desigualdad y bajo nivel formativo en general. Es necesario un cambio de paradigma que alimente una sintonía saludable entre las partes, que apueste a la construcción de un mejor sistema educativo, y no a la perpetuidad de su estado actual.
Las medidas de fuerza no son algo malo per se, ni algo que se tenga que erradicar. En nuestro sistema democrático tal cual como está constituido, representan una herramienta valiosa para cambiar dinámicas en muchos casos injustas, y debe mantenerse en su pleno derecho. Sin embargo, ante la esencialidad de nuestra tarea, y lo expuesto precedentemente, quiero invitarlos a pensar en alternativas superadoras, que tengan en cuenta a nuestros alumnos/as. Para empezar, propongo que pensemos, a la hora de realizar un paro docente, mantener las escuelas abiertas: citar a los chicos, aunque no se les vaya a brindar contenido pedagógico o la planificación del día, pero aprovechando para desarrollar actividades extracurriculares o no como educación física, ajedrez, o talleres. Pensemos en priorizar a los alumnos/as, sin descuidar nuestra valiosa herramienta de defensa de derechos. Solo así, logrando un equilibrio sostenible en el tiempo, comenzaremos a ver resultados un tanto mejores para todos los actores que hoy componemos nuestro tan valioso —y lastimado— sistema educativo en Argentina. Facundo Lancioni Kaprow Secretario General SEducA              
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